CARTA ABIERTA A LA PANDEMIA
(Desde casa y con la pena…)
Muy Señor “Coronavirus”;
El motivo de esta carta
Es mostrar mi descontento
Pues me obliga a estar en casa.
Sepa usted que en esta noche
Justamente me tocaba
Levantar de nuestra Vieja
Las enaguas de su falda
Porque aquí es tradición
Ir quitándole las patas
Cuando empieza la Cuaresma
Hasta entrar Semana Santa.
Estará por fin contento
todo el pueblo está en alarma
suspendiendo por su culpa
cualquier acto en la Mananta.
Ni Quinarios, ni Sermones
Ni cohetes, ni bengalas
Ni subidas al Calvario
Con la alegre “Chiquichanga”
Sin comidas de Hermandad
Sin Funciones que nos hagan
Acercarnos más a Dios
Y a su Madre Soberana.
Sin alegres pasodoble
Sin saetas coreadas
Sin hermanos que se entreguen
Con un nudo en la garganta.
Por no hablar de los abrazos
Ni del vino que derrama
Por la “Puente” en estos días
Cuando
bulle y se desata…
Más encima se le suma
Que se pierde la esperanza
De una tregua que permita
Celebrar Semana Santa…
Con solemnes procesiones
Con Imágenes Sagradas
Con Romanos y Figuras
Y una Chusma desarmada.
Y me deja sin pregón
Sin encierros, sin “Medalla”
Sin las notas de “Recuerdo”
Gloria al Muerto y la Diana…
Sin vestirme de “rebate”
Sin beber del alpatana
Sin la muerte y la Pasión
Del “Terrible” y su mirada.
Sin la dulce Campanita
Viernes Santo de mañana
Sin hacer las Reverencias
Humillándome a sus plantas.
Sin el Día más Fraterno
Sin la Noche más pontana
Sin cadenas ni tambores
Sin Sepulcro y sin “Matraca”
Y sin tantas, tantas cosas
Que me dejan sin palabras
Que no tengo más remedio
¡Mire usted!, hablando en plata
Que acordarme de su madre
Y cagarme en “toas” sus castas.
José L. Rejano
Puente Genil, a 14 de marzo de 2020