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Puente Genil
lunes, abril 29, 2024

Manifiesto del Movimiento Feminista de Puente Genil con motivo del 8-M, Día Internacional de la Mujer

Este viernes conmemoramos el 8 de marzo, día Internacional de la Mujer Trabajadora, también llamado Día Internacional de la Mujer en el que reivindicamos y visibilizamos la lucha de las mujeres por su participación y reconocimiento, en pie de igualdad con los hombres, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como personas.

El año 2023 y el comienzo de este 2024 está enmarcado en un contexto de tensión geopolítica y una crisis ecosocial que nos advierte de que tenemos poco tiempo y debemos afrontar desde una mirada global la transformación de las bases que nos han llevado a esta situación, entre las que se encuentra la desigualdad de género.

La desigualdad que denuncia el feminismo es estructural y global y está asentada y sostenida por un sistema capitalista y patriarcal, cuyo objetivo es obtener beneficios para unos pocos a costa de las personas más vulnerables y oprimidas y que son las mujeres en toda su diversidad (migrantes, racializadas, trans, con diversidad funcional, jóvenes y mayores).

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Por eso, este 8 de marzo desde el Movimiento Feminista de Puente Genil lo queremos dedicar a las mujeres que se dedican a los cuidados ya que, este sistema para seguir manteniéndose necesita que las mujeres cuiden de manera gratuita y sigan criando para aportar mano de obra. Buscan fomentar la natalidad controlando el cuerpo de las mujeres, en lugar de posibilitar los apoyos que permitan a las personas desarrollar su proyecto de vida y que en él se pueda incluir tener una familia si así se decide, sin necesidad de renunciar a nada.

La sostenibilidad de la vida es responsabilidad de la sociedad en su conjunto, sin embargo, la organización social de los cuidados sigue siendo capitalista y patriarcal. La resolución de los cuidados recae de manera principal sobre nosotras, las mujeres, de manera gratuita y “por amor”, pero cuando sale al mercado lo hace en condiciones de precariedad absoluta, por lo que el resultado es un reparto del trabajo de cuidados basado en la desigualdad de género, etnia y clase social.

Las trabajadoras de cuidados a pesar de hacer un trabajo esencial están infravaloradas: las empleadas de hogar, las cuidadoras de las residencias, las limpiadoras, las auxiliares de ayuda a domicilio son colectivos que denuncian una y otra vez la precariedad de sus condiciones laborales. Son mujeres trabajadoras pobres porque muchas veces sus nóminas están por debajo del salario mínimo que debe ser completado y en el peor de los casos pierden sus complementos por transporte u otros.

El Estado debe ser corresponsable de los cuidados de forma decidida apoyando el derecho a la conciliación y a la corresponsabilidad.

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