Con motivo del 25ª de la Corporación Bíblica » La Sentencia de Edom», han editado un trabajo discográfico del que realizo el siguiente análisis que comparto con vosotros en OK.
GRACIAS MANANTA….
PROTAGONISTAS: El Pregonero (Víctor Reina Jiménez), El Músico (Rafael Sánchez Pérez), El Guitarrista (Rafael Ortega Cruz), El Poeta (Rafael Ortega Cruz), Los Saeteros (Juan Francisco, Jesús Ángel Gómez, Joaquín López Luna, Francisco Crespo Chacón, Rafael Ortega Cruz, Antonio Romero Ramírez y Raúl Álvarez Cejas), El Pianista (Daniel Matas Pastor), El Coro (Rafal Sánchez Pérez, David Jaén Muriel, Ezequiel Espejo Arjona, Antonio Martín Flores, Iván Fernández Reina, Juan Ortega Cruz, Juan Francisco Gómez Jiménez, Joaquín Ruiz García, Jesús María Ruiz García, Jesús María Ruiz Carrasco, Carlos Rivas Durán, Joaquín Ruiz Baena, Jesús Ángel Gómez Jiménez y Rafael Ortega Cruz) yDirectores (Rafael Ortega Cruz y Javier Sánchez Pérez).
Sin ti, esta maravilla que estoyreescuchando setenta veces siete durante estos complicadosdías de confinamiento obligado, no hubiese sido posible. Sin ti, los hermanitos de La Sentencia de Edom no hubiesen mamado, desde muuucho antes de nacer, las vivencias idóneas para generarles tal grado de sensibilidad y creatividadque les ha permitido parir esta maravilla artística, musical, poética y religiosa que nos está permitiendo, en este período tan difícily extraño para todos, no olvidarnos de tus sonidos, olores, poemas y emociones. Esta milagrosa trasmisión, entre generaciones enteras de pontanos, de un modus vivendi único, sólo se da en Puente Genil, definiéndola magistralmente el hermano presidente, Joaquín Ruiz Baena, en las páginas de la Revista de Semana Santa: “Eslabón de una cadena costumbrista, y con sangre de corporaciones señeras, aquellos niños jugaban a lo que en sus casas veían y vivían, abrazando el bendito legado que nuestra población ofrece en abrigo de quien necesita un resguardo. Así, fue en 1995 cuando aquel juego empezó a convertirse en algo más que eso, sin que sus protagonistas fueran realmente conscientes de que iban recibiendo medios que poco a poco le transportarían a un fin”.
Esta maravilla empieza con El Pregonero que, en un embriagador clima musical conseguido por El Pianista, se dispone a contarle un cuento a su “pequeño granuja” antes de que éste abrace el sueño – “esta noche no quiero que duermas, solo quiero que sueñes despierto” le dice cariñosamente-, con unpaternallenguaje muy tierno en el tono y contenido. A continuación, suena una encantadora cuartelera interpretada, desde la inocencia infantil, por los dos retoños de uno de Los Saeteros y la piezaVirgen Santa que al pie del Calvarioen la que interviene, además de El Guitarristacon su bajañí y laúd, El Músico con su bandurria, preclaro sucesor, este último, de uno de los más grandes compositores de nuestra Mananta: Don Miguel Gant.
El cuento lo comienza El Pregonero, de nuevo con la colaboración de El Pianista, situando el lugar y contexto en los que se encuentra la corporación, apareciendo algunos de Los Saeteros “mordiendo el pan compartido de un cante por cuarteleras”en el seno del cuartel en uno de sus almuerzos o cenas.
A continuación, la voz de El Pregonero, con la compañía del Stabat Mater interpretado por El Pianista, nos lleva a una de las Noches de Cuaresmade la corporación. Nos cuenta dónde se sitúa la corporación en la plaza del Calvario, los cantos que entonan sus hermanitos en fraternidad y el regreso al cuartel. Antes de llegar al mismo, aparecen los sonidos mágicos de El Pianista con el magistral Viva el Humilde, obraespectacular de El Músico. Ya en el seno del cuartel, El Poeta, en un alarde simpático mas prominente, de facultades poéticas, narra, con los campechanos sonidos de El Pianista, lo que sentimos todos los mananteros, sin excepción, en los momentos previos a la entrega de la pata de la Vieja Cuaresmera: “Mas si una vez,algún día, en alguna noche ingrata, se os concediese una pata, sabed que la pata es mía”.
“No te duermas todavía” le dice El Pregonero a su “pequeño granuja”, que llegó el esperado Domingo de Ramos. Dos de Los Saeteros entonan una cuartelera marca de la casa en honor al rey Saúl, una de las figuras bíblicas de la corporación.
Nos sitúa El Pregonero, con maestría y clarividencia, en el Miércoles Santo, aconsejando y avisando a su “pequeño granuja”: “si acaso algún día estás triste, si algún día te aflige la pena, ten presente esta imagen, Humilde, mídete en tu infinita tristeza”. Te vi venir entre sombras es, y será sin duda, uno de los mejores poemas que se han escrito en nuestra Semana Santa. El Poeta, con una impresionante combinación de nuestras letras, aromatizadas con el Sentado en Dura Peña cantado por El Pianista, consigue dibujar, sobresalientemente, la aparición de El Humilde en la Plazoleta del Convento para su encierro. Sin palabras, ni aliento y con lágrimas en los ojos me quedo…
El Jueves Santo, Día del Amor Fraterno, que El Pregonero presenta con hermosas y sentidas palabras a su “pequeño granuja”, evocadoras de la inevitable circunstanciaen el devenir entre un padre e hijo(“imagínate que tienes que echarme siempre de menos, imagínate que no volverás a verme, imagina que me he muerto”), es protagonizado por, en mi opinión, la gran joya musical de este trabajo: la marcha Recuerdo de Eduardo Cejas y José Arcos, interpretada por El Pianista y El Guitarrista. Ambos, en un muy bien enhebrado, original y exquisito discurso musical, consiguen una interpretación muy equilibrada – compartiendo en todo momento la melodía principal y el acompañamiento-debidoa sus respectivas sensibilidades musicales.El Pianistaporque, además –y/o a pesar- de su formación académica clásica, conoce y disfruta de los fundamentos de la expresividad flamenca. Y El Guitarrista, músico flamenco desde la infancia, al haber adquirido también de manera autodidacta –a veces, el mejor método de aprendizaje- un preclaro domino del fenómeno musical en toda su dimensión. Una delicia para los sentidos.
Tras la cena del Jueves Santo, Las Estaciones, cada vez menos habituales en las corporaciones, presentadas por un hermanito, por mor del talento de El Poeta, de una manera muy ilustrativa que lleva al lectora vivirlas in situ. No faltan el necesario mando del Presidente, los rezos, las uvitas y las cuarteleras. Estaciones rematadas, de manera dialogada, con una saeta por carcelera, aquella que grabó el maestro Fosforito en 1954 en La Pasión de Nuestro señor Jesucristo en Saetas–originalísima, no la hemos escuchado allende nuestras fronteras pontanas-, por dos de las tres voces más flamencas de Los Saeteros.
El Ay Jesús mío rezado, a dúo, entre El Guitarrista y El Pianista nos sitúa en la tarde del Viernes Santo. Y las facultades de El Pregonero, con uno de sus más maravillosos poemas (Mi querido Jesús), a través de la cálida voz de su hermano, ilustra y describe, de manera intimista, el momento culmen de LaMananta y la Cristiandad. Frente al Nazareno, implora: “Otra vez con mi niño en los brazos, sintiendo su cuerpo, como un frágil cristal que pudiese romperse por dentro. Otra vez explicándole cosas, que ni entiende ni yo mismo entiendo. Otra vez, intuyendo el milagro, otra vez asistiendo al misterio. Este viejo trayéndote a un niño, o este niño trayéndote a un viejo”.Los bellos de punta.
Aparece, sentenciosa, la bajañí. Con los primeros y sobrios acordes, El Guitarrista, empleando, acertada y sabiamente, la peculiar y solemne técnica armónica de la scordatura, introduce una saeta por seguiriya y carcelera. Dos de Los Saeteros, hermanos de sangre, sin florituras ni excesos vocales, con comedimiento y jondura –como debe ser-, se la ofrecen, rezada, al Terrible: “Con la cruz que te han cargao, y el peso del sacrificio, llevas el cuerpo encurbao. Y esa chusma, sin juicio y a muerte te han condenao. Quién me ayuda a mí a llevar, este maero tan pesao, que traigo los hombros muertos y el cuerpo desconyuntao”.
En palabras del hermano presidente: “Pero de todas (se refiere a las visitas que recibieron durante el primer año en la sede actual de la corporación), más especial fue una, que llegó para quedarse en el nuevo hogar, en cada uno de sus corazones. La HERMANDAD DE LAS ANGUSTIAS cautivó a los jóvenes, y éstos acudieron a la llamada de la Virgen, arropándose con su manto, e impulsando con sus hombros las muestras de amor recíproco que hoy adornan su camino”. Así, El Pregonero, con sutileza, nos sitúa en la Noche del Viernes Santo al lado de la Virgen de las Angustias. “Que se duerma Jesús en el regazo, mientras su madre con amor lo acuna”,esboza para, a continuación,sonar el impresionante Con el cálido amor de su aliento de El Poeta interpretado por El Coro, con un solo a dos voces realmente conmovedor por su letra y música, esta última, creación de Carlos Rivas, hermano de El Coro.
Llegamos al Sábado Santo, día del Santo Sepulcro y María Santísima de las Lágrimas, cofradía a la que pertenece la corporación. Con tres regalos artísticos se honra tan venerable y elegante día de la Semana Santa de Puente Genil. En primer lugar, con El Entierrode Antonio Bustos en versión protagonizada por El Guitarrista y El Pianista en la misma, e impresionante, línea de Recuerdo.En segundo lugar, con una increíble saeta flamenca por el más flamenco de Los Saeteros, que no tiene nada que envidiar a la de un cantaor profesional. Y, en tercer lugar, con el inagotable talento, una vez más, de El Poetay un hermano (Carlos Rivas) de El Coro, “de luto se viste el cielo” con una solemne saeta coreada a la Virgen de Las Lágrimas, que a partir de ahora quedará para siempre en el patrimonio musical de la cofradía.
Se finaliza con el Himno de la corporación, con el que El Poeta, con la música de otro manantero de enorme talento de nuestra tierra (Miguel Velasco), expresa el sentimiento unívoco de este grupo de hermanos que hace veinticinco años alumbraron una ilusión, en la actualidad absolutamente consolidada en una realidad dispuesta a trazar supropia historia para venideras generaciones de mananteros.
Se despide El Pregonerode su “pequeño granuja”: “esta bella historia que te estoy contando no la cuento por verte dormido, solo quiero que sigas soñando”.
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Queridos hermanos de La Sentencia de Edóm:
Para este sencillo manantero, esta maravilla que nos habéis regalado quedará grabada para siempre en mi corazón como el bálsamo idóneo que, durante estos trágicos y malditos días históricos protagonizados por el drama, la incertidumbre y el miedo, me ha permitido oler, sentir y emocionarme (con) La Mananta. Sé que esta desgracia que nos asola os ha interrumpido, inesperada y cruelmente, un ilusionante y esperado período repleto de vivencias y reconocimientos motivados por la celebración de vuestra efeméride. No obstante, necesito que sintáis, que os creáis de verdad que esta maravilla quedará en el devenirfuturo de nuestra Mananta como un hito que emocionará el corazón de generaciones enteras de mananteros. Mi admiración eterna, con vuestro hermano presidente a la cabeza, a TODOS los que habéis participado dejándoos un cachito de vuestro corazón; muy especialmente a Rafael Ortega Cruz y Javier Sánchez Pérez. Vuestro enorme talento, no exento de ingente trabajo y noble pasión por todo lo pontano en sus diversas aristas y perspectivas, han liderado un proyecto que agranda y enriquece, aún más, el patrimonio cultural y sentimental de Puente Genil.
Gracias, hermanos. Gracias, Mananta.