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Puente Genil
viernes, julio 26, 2024

Ā«Hoy tambiĆ©n vamos a vivir nuestro MiĆ©rcoles SantoĀ»…Carta a los hermanos de la Amargura

La Directiva y a su cabeza el Cofrade Mayor, Antonio Baena Cobos de la CofradĆ­a de MarĆ­a SantĆ­sima de la Amargura ha remitido esta emotiva carta a sus hermanos:

Ā» Hoy tambiĆ©n vamos a vivir nuestro MiĆ©rcoles Santo, serĆ” diferente por causas que esperemos no se repitan, hoy es un dĆ­a que deberemos aprovechar para que cada uno de nosotros a las siete de la tarde nos incorporemos en nuestra imaginaciĆ³n con nuestras tĆŗnicas al patio del Convento, recordad que la entrada se hace por la puerta del Hospital.

Una vez allĆ­, tendremos la oportunidad de saludar a nuestros hermanos, algunos de los cuales solo vemos en esta ocasiĆ³n, compartiendo con ellos mientras esperamos la salida de Nuestra Madre. Sin darnos cuenta una sensaciĆ³n de euforia nos irĆ” embargando, en el patio reinan las sonrisas que llenan los rostros de los hermanos. Rafa JimĆ©nez y JosĆ© Roldan no paran de moverse nerviosos contando las firmas de los hermanos bastoneros, tallando las nuevas incorporaciones, asignando la posiciĆ³n que cada uno ha de ocupar portando a la Virgen por las calles de nuestro Pueblo.

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Ya se encuentran situados los Evangelistas en su sitio tradicional, tambiĆ©n han llegado La ConversiĆ³n y el Juicio con los atributos de la CofradĆ­a, el Cruzeta ha reunido en la Iglesia a los bastoneros, todo estĆ” preparado.

Tras el paso del Humilde, nos ponemos en marcha, el Estandarte abre el cortejo, tras ellos los Evangelistas encabezan el desfile, le siguen los demĆ”s grupos, losEstandartines abren pasoal resto de los hermanos de la CofradĆ­a, todo el barullo y el rumor se transforma en orden y silencio, y una larga fila de tĆŗnicas rojas y capiruchos blancos inundan la calle Aguilar en formaciĆ³n, tras ellos y saliendo de su Casita la Virgen de la Amargura avanza al son de una marcha, portada y abrazada por sus hermanos Bastoneros, ante Ella gozoso y orgulloso camina su Hermano Mayor, su rostro es reflejo de lo que las palabras no pueden describir, lo que va a vivir quedarĆ” como recuerdo imperecedero.

AsĆ­ la ProcesiĆ³n va discurriendo al ritmo marcado por las CofradĆ­as que nos anteceden, los hermanos cuya misiĆ³n es la organizaciĆ³n del cortejo, andan ocupados arriba y abajo intentando que todo fluya adecuadamente, que los capiruchos no se agolpen, que el Paso no quede  solo, que la cera permanezca siempre junto a la Virgen, que los bastoneros tengan sitio para caminar. Estos entregados a su quehacer con derroche fĆ­sico,concentrado cada uno en Ć­ntimos pensamientos, que la Virgen escucha, de los que hoy son sus pies. EstĆ”n tan cerca de Ella yen tan Ć­ntima uniĆ³n, que se dirĆ­a que todo es uno.

El tiempo transcurre, la noche cae, la luna se asoma con curiosidad y sorprendida al ver que no es ella la que ilumina la noche pontana, sino que la Virgen de la Amargura cual sol, va desprendiendo luz y calor por las calles y en los corazones de este pueblo que se congrega para verla pasar. Y con paso pausado y serenollegamos a la Plazuela, alto obligado de descanso y reposiciĆ³n de nuestros hermanos bastoneros.

La campana hace su llamada, los bastoneros acuden presurosos, la CofradĆ­a se ordena y comienza a dirigirse hacia el Arco de la CalzĆ”. Los hombros se van ajustando a los varales como si quisiesen fundirse, mientras el Paso camina en silencio, otro toque y parada, estamos justo pasado el cuartel de Los Ataos.

Suena de nuevo la llamada, la Banda Inmaculada ConcepciĆ³n interpreta suavemente la marcha La MadrugĆ” y todo cambia, el silencio fluye y apagacualquier otro sonido, las bambalinas entonan su canto acompasado y el espĆ­ritu de la CofradĆ­a todo lo invade somos una sola identidad compuesta por mĆŗltiples corazones, los que estĆ”n y los que se fueron, que rezan, lloran, recuerdan, piden y sueƱan en los brazos de su Madre. A pesar del tiempo detenido la ProcesiĆ³ntranscurre, el esfuerzo de nuestros bastoneros es continuo y tenaz, los varales toman posesiĆ³n de los hombros y se hunden en ellos y hasta nuestro padre Genil que al pueblo presta su nombre emocionado envĆ­a una suave brisa hĆŗmeda desde el rio para reconfortarlos. Dos veces sonĆ³ la marcha La MadrugĆ” y se hizo mĆ”s madrugada y cabalgando hacia el Jueves comulgando con el Maestro rendimos nuestro tributo al DĆ­a del Amor Fraterno del que venimos con nuestras almas llenas.

Se acabĆ³la CalzĆ”, hasta cuando el hombre intenta detener el tiempo este dicta su inexorable juicio, pero mientras tengamos vida estos momentos siempre vivirĆ”n en nosotros y con nosotros.

 Descanso bastonero,trasel esfuerzo, satisfacciĆ³n, y a pesar de que este iba a ser mi Ćŗltimo aƱo, la Virgen me ha emplazado para el siguiente. Madre aquĆ­ estoy hasta cuando TĆŗ quieras.

De nuevo avanza el Cortejo, Ancha, Frailes, Don Gonzalo las marchas se suceden el cansancio nosva atenazandoa todos, bastoneros, cera y cofrades, a muchos que alumbramos nos van pesando mĆ”s los aƱos que los pies, y aunque estos piden descanso aguantamos formados el ultimo parĆ³n, con el que damos unos momentos de reposo a nuestros hermanos bastoneros con frugal tentempiĆ© ofrecido por nuestro hermano Manolo Reina en su casa, pastelito, vino dulce y paso al servicio.

El Humilde ya se encuentra en la Cuesta Baena a la altura de la calleLuna y nosotros hemos llegado al CaƱo Carretas, donde otra ceremonia tiene comienzo y final, el cambio de bastones, cuan breve le ha parecido este aƱo al Hermano Mayor y cuan largo le pareciĆ³ al Ayudante (esto no llega nunca),arropados por amigos y familia: abrazos, besos, lagrimas, risas. Disfrutad hermanos vuestra constancia ha tenido recompensa. QuizĆ”s algĆŗn hermano se atreva con una saeta que acorte la espera.

A la altura de la cuesta Borrego, la banda se ha marchado para dirigirse al patio del Convento a esperar la llegada de Nuestra Madre, la gente del pueblo empiezan a llenar la calle,  se vive un impasse donde se mezclan nervios y euforia al cincuenta por ciento. Todos estamos a la esperade poder iniciar la subida.

Comienza, y asimismo tambiĆ©n empieza el pueblo a cantar a su  Madre, la Virgen de la Amargura. Algunos hermanos de la Schola buscan su sitio  delante del paso y dirigen con acierto los cĆ”nticos que coreados por la multitud que acompaƱa a la Virgen caminando apiƱados, mirando su Rostro, he intentado con ello mitigar su llanto y de esta manera nos han de llevar hasta culminar la cuesta Baena. QuĆ© bonita mĆŗsica la que entonan las gargantas entregadas a tu Amargura. Mientras nuestros bastoneros se emplean con cariƱo y entrega, pues la fuerza les abandono ya hace rato y caminan impertĆ©rritos, notando como el paso se acerca cada vez mĆ”s al suelo, Jose los anima, los mima con palabras que les lleganal corazĆ³n y vuelven a portar derechos engaƱando al cansancio.

Nos toca despedirnos por hoy que se convirtiĆ³ en maƱana sin darnos cuenta, siempre pensamos que este aƱo es el que mĆ”s personas se han congregado para despedirse de La Virgen, la calle estĆ” tan llena que nosabemoscĆ³mo vamos a poder llevar a Nuestra Madre a su Casita. Hay expectaciĆ³n y tensiĆ³n, nadie quiere perder su sitio y aunque la fĆ­sica lomuestre como imposible todo se comprime para que pueda caber tanta gente en tan reducido espacio. La Virgen inicia el giro para situarse en el sentido a su retiro, las puntas de los varales quedan a centĆ­metros de los rostros, Los bastoneros se han dado la vuelta y empieza el principio del final.

Suena la marcha Recuerdo, y un pueblo enfervorizado acompaƱa cantando al unĆ­sono a la Virgen de la Amargura,  su  Reina del MiĆ©rcoles Santo como magna despedida o quizĆ”s unhasta luego con voces que transmiten el sentimiento, el cariƱo y el amor que este bendito pueblo de Puente Genil, tiene a su Bendita Madre.

Todo ha concluido, nos abrazamos con nuestros hermanos y contemplamos en silencio Su Rostro, un sentimiento de vacĆ­o se apodera de nosotros, o es plenitud, quizĆ”s las dos cosas, nos hemos vaciado con Ella en nuestro recorrido, nuestros hermanos bastoneros tambiĆ©n fĆ­sicamente, les hemos rezado, le hemos contado nuestros problemas, hemos derramado alguna lĆ”grima y a pesar de habernos vaciado, nos sentimos llenos, con corazones limpios y la satisfacciĆ³n de haber estado otro aƱo con Ella.

Ahora unas magdalenas y unos ochĆ­os con vino dulce y sentir en el cuerpo y en el alma este soplo de aire frio, que hasta ahora no habĆ­amos notado. Y caminamos con nuestras familias y hermanos hacia nuestras casas saboreando lo vivido y dĆ”ndole las gracias a Nuestra Madre por permitir otro aƱo mĆ”s acompaƱarla en su MiĆ©rcoles SantoĀ».

VIVA MARIA SANTISIMA DE LA AMARGURA

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