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viernes, mayo 3, 2024

«Los alérgicos al polen se enfrentan a una primavera de intensidad, con una disminución de los síntomas por las mascarillas»

La primavera entró el pasado 20 de marzo, momento álgido para el despertar de las alergias. Hablamos con Cristina de Castro Gómez, profesional del servicio de Alergología de Parejo y Cañero y responsable de la estación de Córdoba de la SEAIC, captadora de la provincia, quien informa que este año «es el primero que existe un captador en todas las provincias de España», en total 62 operan en el país. Teniendo en cuenta que en España hay más de ocho millones de personas alérgicas a pólenes, siendo los más frecuentes en nuestra zona «los pólenes del olivo y las gramíneas», el tema es de interés general.

Uso de mascarillas y las alergias

“Este año se prevé que el uso generalizado de la mascarilla contribuya a disminuir los síntomas de rinitis y asma debido al efecto de pantalla sobre la nariz y la boca. Como consecuencia, se experimentará una reducción en el consumo de medicación y una disminución en la asistencia a servicios de urgencias por parte de los polínicos. De todos modos, desde la SEAIC insistimos en la necesidad de cumplir con los tratamientos para el asma”. La pretensión es la de » mantener la alergia a raya «- apostilla. Sobre todo porque «la patología alérgica dificulta en muchos aspectos la vida diaria de los pacientes, a la vez que lleva consigo un alto coste socioeconómico» quien asegura que “las enfermedades alérgicas precisan de un manejo integral, no solo desde el punto de vista terapéutico, sino también orientando al paciente, sobre cómo convivir mejor con su enfermedad”.

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“Las mascarillas para evitar la exposición a los pólenes se vienen utilizando desde hace unos 30 años, sin embargo, debido al rechazo que producían hasta el año pasado, por el temor a que el resto de la gente pensara que podría tratarse de una persona infectada, se habían infrautilizado”. Aparte del uso de las mascarillas, insistimos en que “la inmunoterapia o vacunación antialérgica debe considerarse siempre como una herramienta terapéutica de primer orden en el manejo de los pacientes alérgicos porque es el único tratamiento que puede modificar la evolución natural de la patología alérgica”, todavía estaríamos a tiempo de iniciar la vacunación.

Medidas que mejoran la calidad de vida de los pacientes alérgicos

En el caso de los síntomas que no se circunscriben únicamente a los meses de primavera, “ recomendamos el uso de mascarillas homologadas, aplicaciones móviles que se nutren de la web del comité de aerobiología de la SEAIC, filtros antipolen en el coche o los purificadores de aire para interiores, apunta el alergólogo». Manifiesta que «la utilidad primordial para la utilización de mascarillas en los alérgicos sería en aquellas zonas donde se producen de forma habitual niveles muy elevados de pólenes, debido a la abundancia de determinadas plantas en esa zona, esto ocurre en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Zaragoza y Valladolid en los meses de marzo y abril por el plátano de sombra; en provincias como Córdoba en mayo y junio por la polinización del olivo y en Cáceres y Badajoz»- precisó.

De Castro Gómez revela que según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) «las enfermedades alérgicas por pólenes afectan en nuestro país a más de ocho millones de personas, siete de los cuales son alérgicos a gramíneas seguidos en orden decreciente por alergia al olivo, arizónica, plátano de sombra, salsola y parietaria. Existe una relación directa entre algunos factores climatológicos del otoño e invierno como es el caso de las lluvias, temperatura y humedad y los recuentos de pólenes de gramíneas durante la primavera. Gracias a la recopilación de los datos de las 62 estaciones aerobiológicas del Comité de Aerobiología de la SEAIC, junto con los factores climatológicos proporcionados por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y con la colaboración del Área de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Castilla La Mancha, se establece el nivel de intensidad de esta primavera para los pacientes alérgicos en las diferentes zonas geográficas».

La alergóloga informa que en el sur peninsular los pólenes más frecuentes son los de olivo y gramíneas, y los afectados «se enfrentarán a una primavera de intensidad variable, oscilando entre los 1.000 granos/m3 de Almería (leve) y los 10.000 granos/m3 de Cáceres y Badajoz (intensa). En Andalucía será una primavera leve en Huelva, con 2.500 granos/m3 , mientras que Córdoba y Jaén será moderada con 4.000 granos/m3 y en Sevilla será intensa con 7.000 granos/m3 ”. En los últimos diez años se ha duplicado el porcentaje de alérgicos a los pólenes más alergénicos. “Las gramíneas han pasado del 35% al 74%, la arizónica del 9% al 23%, el plátano de sombra y la salsola del 7% al 14% y el olivo del 30% al 52%. La causa parece hallarse en el efecto de la contaminación y el cambio climático sobre los pólenes”.

El cambio climático está alterando los ciclos de polinización de las plantas

La contaminación y el cambio climático «son los promotores de la alergia al polen» señala que «la emisión de partículas contaminantes procedentes de las calefacciones y de los motores diésel altera la estructura del polen haciendo que este genere proteínas de estrés como mecanismo de defensa y aumentando su capacidad de inducir una respuesta alérgica en personas susceptibles». Estas proteínas de estrés «incrementan la agresividad del polen en las ciudades y en poblaciones que viven cerca de autopistas en comparación con los pólenes de zonas rurales sin contaminación, por este motivo, en las ciudades se producen más casos de alergia a pesar de que la concentración de pólenes sea menor que en el campo». Por otro lado «los altos niveles de contaminación de las ciudades favorecen el fenómeno de inversión térmica que impide a los pólenes abandonar la atmósfera e incrementa el tiempo de exposición a ellos”, explica la alergóloga.

«Adelantan el inicio y retrasan el final de su período de floración, con lo que se amplía la duración del período de polinización, y, por lo tanto, hay una mayor exposición de la población a los pólenes»- manifestó. Por lo que “este año, debido a las bajas temperaturas registradas durante el mes de enero se ha producido una disminución de la actividad de todas las plantas, entre ellas las cupresáceas, lo que ha propiciado un retraso en el inicio de la polinización”, advierte la alergóloga.

Los niños y la alergia al polen

El último estudio llevado a cabo por la SEAIC1 revela que el primer motivo de consulta en menores de 14 años y por el que más frecuentemente se acude al alergólogo es la rinitis (33% de los casos) seguido de conjuntivitis (23%) y asma (17%) en su mayoría causado por pólenes. “Muchas veces, y especialmente en la infancia, las diferentes manifestaciones de las enfermedades alérgicas (rinitis, asma, alergia alimentaria, dermatitis, etcétera) se dan de forma simultánea. El alergólogo es el único especialista que puede hacer un abordaje conjunto de todos los problemas que afectan al niño alérgico sin que este tenga que «peregrinar» por las diferentes consultas médicas”. “El buen control de la enfermedad alérgica pasa por acudir a la consulta del alergólogo ante los primeros síntomas de sospecha y sea cual sea la edad del afectado”. En este sentido, es importante destacar que el programa de formación de todos los residentes de Alergología garantiza oficialmente su total competencia en el manejo específico de los pacientes alérgicos de todas las edades. “Además, los alergólogos poseen conocimiento sobre inmunología, neumología, dermatología y otorrinolaringología, lo que les capacita para el diagnóstico, manejo y tratamiento de la alergia como enfermedad sistémica y crónica del paciente desde que nace hasta su edad adulta”.

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