Por Decreto del Presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, 16/2021, de 14 de junio, » se declara luto oficial en la Comunidad Autónoma de Andalucía como muestra de respeto por el fallecimiento del Excelentísimo señor don Manuel Clavero Arévalo y en reconocimiento a su compromiso con la democracia, la libertad y la Autonomía de Andalucía», motivo por el que ondean a media asta las banderas en el Ayuntamiento de Puente Genil.
Manuel Clavero Arévalo, nombre clave de la Transición española en Andalucía, ha fallecido este lunes 14 de junio en Sevilla a la edad de 95 años después de una vida dedicada al Derecho, en la especialidad de Administrativo, de la que fue catedrático de la Universidad de Sevilla.
Clavero Arévalo desempeñó un papel fundamental en el momento de la reorganización administrativa del Estado con los gobiernos de Adolfo Suárez. Su gestión al frente del Ministerio para las Regiones entre 1977 y 1979 fue determinante para que UCD aceptara un modelo territorial en el que todas las regiones pudieran acceder a la autonomía en iguales condiciones a las que se habían reservado para Cataluña, País Vasco y Galicia, las tres comunidades que habían votado -o estaban a punto de hacerlo- sus respectivos estatutos de autonomía durante la Segunda República.
La expresión ‘café para todos’ quedó inmortalizada como resumen esquemático del pensamiento que impulsó Clavero hasta acabar convenciendo al presidente Suárez de la necesidad de extender el autogobierno a todas las regiones españolas y no sólo a las que se denominaban entonces «nacionalidades históricas».
Clavero había llegado a UCD desde las filas del Partido Social Liberla de Andalucía (PSLA), donde había militado con el que más tarde fue presidente de la patronal andaluza, Manuel Otero Luna, y otros destacados liberales de Sevilla. Pero acabó rompiendo con la UCD de Suárez, dimitiendo del cargo de Ministro de Cultura además, cuando el Gobierno admitió, arrastrando los pies, el referéndum de autonomía en Andalucía el 28 de febrero de 1980 pero propugnó la abstención después de formular una pregunta ininteligible para el votante medio.
Fundó entonces Unidad Andaluza para continuar en política, pero su tiempo político ya había pasado. Rompió con UCD y pasó al grupo mixto del Congreso, donde se mantuvo hasta noviembre de 1982, cuando quedó constituido el Parlamento de la tercera legislatura.
Obtuvo entonces un nuevo reconocimiento generalizado tras su éxito procesal al tumbar la ley de Reforma Agraria que había puesto en marcha el PSOE en 1984 nada más llegar al poder en la Junta de Andalucía. Su maestría como administrativista le valió una victoria judicial sin apelativos que tumbó para siempre cualquier atisbo de expropiaciones forzosas en el agro andaluz.
Había sido decano de la Facultad de Derecho (1965-1967) y más tarde rector de la Universidad Hispalense entre 1971 y 1975. Bajo su mandato se fundó la Facultad de Económicas y Empresariales y otros importantes organismos de la Universidad de Sevilla ligados con el Derecho como el Instituto de Desarrollo Regional y el Instituto García Oviedo. Fue profesor de la Facultad Internacional de Derecho Comparado de Estrasburgo.
Su nombre había sonado para cargos importantes en pleno tardofranquismo. El exgobernador civil de aquellos años, José Utrera Molina, relata en sus memorias que le ofreció el nombramiento de alcalde para suceder a Félix Moreno de la Cova, pero declinó el ofrecimiento y la Alcaldía la ocupó el médico Juan Fernández y Rodríguez García del Busto. Fue procurador en Cortes entre 1971 y 1975 y diputado por Sevilla en el Congreso entre 1977 y
En 1999 fue designado Hijo Predilecto de Andalucía y era patrono de la Fundación Blas Infante.