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viernes, abril 26, 2024

El amor, fuente de vida, renueva y lo cambia todo…

El amor, fuente de vida, renueva y lo cambia todo.

Citas:

1ª lectura: Hechos de los apóstoles 14,21b-27.  

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Salmo: 144 bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi Rey.    

2ª lectura: Apocalipsis 21,1-5a.

Evangelio: Juan 13,31-33a.34-35.  

Comentario: Podemos organizar nuestra vida de muchas maneras, pero si terminamos sin amar ni ser amados, en soledad, desde la indiferencia y la insolidaridad, desamparados, viviendo desde nuestros egoísmos; la vida es un fracaso. En la medida en que acertamos a vivir amando; la vida, a nosotros mismos, a los demás… nuestra personalidad crece y nuestra existencia se libera del egoísmo.

El amor estimula a las personas y despierta sus mentes para vivir desde su interior con más claridad de pensamientos y desde una actitud más positiva, de ayuda y de entrega, de felicidad enriquecedora.

El amor en reciprocidad satisface las necesidades más esenciales de las personas. Y es que la vida tiene su origen y su término en el misterio de un Dios que es amor infinito e insondable. Por eso la fuerza vital que circula por cada persona proviene del amor y busca su desarrollo y plenitud en el amor.

El amor es la vida misma vivida de manera sana. El cristianismo afirma que el único camino hacia la felicidad y la salvación es el que lleva a ayudar al necesitado y desamparado desde esa revolución del amor que introduce Jesús Nazareno de que Dios es amor gratuito y sólo se encuentran con Él quienes cumplen con las necesidades del hermano.

La Resurrección, basada en el amor mutuo entre Jesús y sus discípulos, hace surgir en ellos una vida renovada, nueva. La muerte ha dejado de tener para ellos su última palabra porque reconocen en esa vida nueva la acción de Jesucristo. Se han convertido en personas nuevas por el amor redentor del Maestro y viven desde la acción de ese amor para llevar su mensaje salvador, el Evangelio, al mundo entero; con coraje y exhortando a perseverar en la fe que les llevará a la acción para ser esperanza de los oprimidos y los desamparados, desde el amor y la caridad. El protagonista de todo esto es el Espíritu que han recibido de Jesucristo que les va abriendo puertas y caminos para que se cumplan las palabras del Resucitado.

Organizados como comunidad, como un organismo vivo con muchos miembros y células… la primitiva Iglesia emprende su andadura no exenta de dificultades, sufrimientos, encrucijadas, de entrega de la vida; de cruz; entretejida con esperanzas y glorias resucitadoras, para llevar la revolución por el amor al mundo entero desde los diferentes dones y carismas de cada miembro de esa comunidad que se enriquece con la diversidad y la unidad de todos. El amor mutuo es la única manera de realizar la esperanza en un mundo diferente al que tenemos en donde sea posible la  verdad, la justicia, la paz, la vida… sin tanto dolor y tanta muerte gratuita y prematura, debido a la indigencia y a las guerras sin sentido.

Un amor libre, gratuito, sincero, intenso… que nos empuje al don generoso de nuestra existencia vivida por y para los otros. La justicia, la paz, la salvación, no nos van a llegar si no nos preocupamos unos de los otros y sobre todo de los desamparados que sufren y padecen necesidades de todo tipo, los últimos. El único camino para la gloria es el que nos lleva a ayudarles por amor desinteresado y gratuito.                                              

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