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Puente Genil
martes, diciembre 10, 2024

Agustín Cabello Saldaña, tendrá una calle con su nombre por ser un empresario que impulsó el desarrollo económico local

El Pleno del Ayuntamiento de Puente Genil acordaba, por unanimidad, en la pasada sesión plenaria rotular el nombre de varias calles nuevas dedicadas a hijos de la localidad cuya aportación al desarrollo municipal, en cualquiera de sus ámbitos haya sido notorio. Así fue el caso de Agustín Cabello Saldaña, que dará nombre a una vía de nuestra localidad en el barrio de Miragenil. Hoy conocemos su biografía.

Agustín Cabello Saldaña nació en la villa de Puente Genil el día 15 de enero del año 1925.

Quedó huérfano de padre a la edad de siete años. Recibió enseñanza y conocimientos en la escuela de D. Cristóbal Ortega en Puente Genil.

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Puso todo su empeño en conseguir una vida mejor, sirviéndose de aquellos conocimientos aprendidos en la escuela y, los que la propia vida le fue enseñando.

Agustín maduró como un joven inteligente y despierto, ayudando y entregando a su madre cuanto ganaba, para sacar adelante a él y a sus dos hermanas.

En las proximidades de la calle Cristo nº1 casi frente al molino donde vivía en calle Nueva, existía una pequeña fábrica de Tejas, siendo adquirida en su juventud, sumándole otras parcelas a la misma, después de años de esfuerzo y de haber desempeñado diversos oficios y trabajos desde joven.

Aquel artesano “Tejar” llegaría a ser años más tarde, una importante y moderna fábrica conocida como: “Cerámica de Ladrillos La Pontanense”, en el antiguo barrio de los Tejares, hoy llamado barrio de Miragenil.

De una producción artesanal, la transformaría con esfuerzo, constancia e ilusión en una gran industria, llegando a ser el eje y motor de su vida.

Agustín Cabello Saldaña destacó por hacer de su cerámica una constante mejora, hasta conseguir crear una moderna cerámica, haciéndola cada vez más productiva y competitiva, para conseguirlo, asistiría a diversas Ferias de Muestras Nacionales de la Industria Cerámica, desplazándose a otras regiones y provincias de España, regresando cargado de nuevas ideas y proyectos para seguir transformando su fábrica de ladrillos.

Así, nombrar ladrillos de “Cerámica La Pontanense”, era sinónimo de su origen, eran ladrillos de Puente Genil, elaborados con la materia prima de los yacimientos de arcilla blanco-amarillenta, característica de nuestra ribera izquierda del Genil, compuesta por su gran cantidad de “silicatos de aluminio”, dándole ese color característico al cocerse en horno.

Fue adquiriendo posteriormente otras parcelas colindantes de D. Cristóbal Lara y de “Huerta La Carraca” de la histórica “Sociedad Mercantil Electro-Harinera San Lorenzo S.A.”; firmando la venta de aquellos terrenos, la conocida: “Sociedad de La Alianza S.A.”

Entre los avances introducidos en su cerámica están la construcción de un moderno: “Horno continuo con bóveda de ladrillos refractarios”.

Posteriormente, introdujo otra nueva mejora, evolucionando la técnica al cocer más rápido y eficiente los ladrillos, dejando menos residuos y cenizas en las cámaras del horno, por medio de unos modernos, “Quemadores a presión o inyectores de Fuel Oíl”

Así mismo, fue nuevamente pionero e innovador en Puente Genil introduciendo la técnica industrial de “secado artificial de ladrillos” sin depender del tiempo soleado y seco, sin necesidad de orearlos al sol, al aire o la intemperie.

La “Cerámica La Pontanense”, contó desde muy pronto con una propia flota de camiones, saliendo cargados cada día, con las diversas variedades de ladrillos y bovedillas, por toda la geografía sur peninsular, llegando incluso al otro lado del Estrecho a la ciudad de Ceuta.

Antes de tener de camiones propios, consiguió en sus inicios distribuir sus productos cerámicos, por medio del ferrocarril, transportándolos a la estación en pequeñas camionetas y, desde allí hacer llegar sus productos fuera de nuestro pueblo, llegando hasta Málaga y la Costa del Sol y otras ciudades como, Sevilla, Cádiz o Algeciras. Hasta entonces, los ladrillos y tejas, se comercializaban casi exclusivamente en nuestra Villa, pedanías, huertas o cortijos cercanos.

Acciones altruistas y benefactoras en su vida:

Agustín Cabello Saldaña, fuera del ámbito empresarial, fue un hombre generoso, para sus conciudadanos, amigos y conocidos. Le gustaba poder ayudar a aquellas otras personas de su entorno que se lo requerían. Era habitual y frecuente entre sus empleados pedirle su ayuda en materiales, facilitándoles que pudieran cargar un camioncito o “carro-moto” de ladrillos sin saber, cómo podrían pagarlos (al no contar con liquidez o solvencia para pagarlos, ni posibilidades inmediatas para costearlos).  

Aquellos empleados acostumbraban a construirse ellos mismos sus viviendas, a lo largo de fines de semana y festivos. Contaban con la mano de obra y ayuda de sus familiares, amigos y compañeros de trabajo, con la ilusión de casarse y tener una vivienda propia.

Así, fueron construidas algunas de estas viviendas a lo largo de décadas, hoy es una realidad, muchas se encuentran en el barrio de Santo Domingo y en las inmediaciones del desaparecido Campo de Fútbol.  

Su etapa final como empresario de Cerámica, no podía ser diferente, actuando de la misma forma en que siempre lo hizo, con una enorme generosidad, humanidad y noble corazón hacia los suyos.

Agustín, transmitió su empresa a las manos de sus propios empleados. Creyó que estos constituidos en una Sociedad Cooperativa Laboral, podrían hacer que perdurase y continuasen en el tiempo, dándose ellos mismos su propio empleo, estipulando sus propios sueldos, turnos y bienestar laboral, sin pasar por las adversidades de un despido, de un paro y de un desempleo.  Firmó con sus empleados un contrato de compraventa el día, uno de enero del año 1985, vendiéndole la propiedad a los empleados fijos en plantilla.

En el pasado siglo XX, hubo una floreciente y gran industria en los terrenos que ahora se urbanizan por el Ayuntamiento de Puente Genil, y que fue creada por D. Agustín Cabello Saldaña, quien fuese como hemos dicho, un trabajador incansable de este barrio, un hombre innovador en la industria de la cerámica. Identificó sus materiales con elgentilicio de: “Cerámica LA PONTANENSE”.  Siendo así fácilmente reconocidos por el sello de nuestro origen y calidad pontana.

También ayudaría a lo largo de su vida en múltiples ocasiones, tanto para la construcción de la Iglesia de San José, como en reformas para la hermandad del Santísimo Sacramento en la Parroquia de Santiago, y otras diversas obras de beneficencia. Fue considerado y respetado entre sus amigos y cuantos lo conocieron. Perteneció durante 25 años a la Corporación de Los Profetas, fue miembro de las antiguas Cofradías del Santo Sepulcro y de Mª Santísima de la Soledad de las que fue hermano Mayor en ambas Cofradías. Fue socio fundador de la “Sociedad Palserrinsa S.A.” y de Aceitunas del Sur S.A. así como de diversas entidades de ocio y deportivas. Perteneció como socio al entonces Casino Mercantil; y a la “Peña El Casinillo”, donde fue nombrado “presidente honorario”. Fue presidente varios años del: “Club de Balonmano Puente Genil”.

En síntesis, fue una persona querida por sus virtudes humanas, querido tanto en su barrio de Miragenil, como entre sus muchos amigos y conocidos, hasta llegar a su fallecimiento el día 11 de septiembre del año 2002.

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