Personas sin hogar, mayores y familias en situación de extrema vulnerabilidad constituyen el principal foco de la intervención de Cruz Roja en Córdoba para combatir los efectos del intenso frío que se vive estos días en casi toda España.
Desde ayudas para el pago de suministros básicos como luz o agua hasta entrega de lotes de eficiencia energética y emisores térmicos, pasando por el seguimiento telefónico de personas mayores o el asesoramiento para el ahorro doméstico, las acciones que la institución humanitaria impulsa en Córdoba para hacer frente a la bajada de las temperaturas son variadas, pero todas tienen un denominador común: estar dirigidas a colectivos especialmente vulnerables ante las consecuencias del frío.
En ese sentido, cobra especial importancia estos días la labor que la entidad realiza con personas sin hogar a través de su Unidad de Emergencia Social (UES), que recorre las calles de la capital martes, jueves y sábado para ofrecer comida caliente, ropa de abrigo y apoyo humano a unos ciudadanos que, en plena tercera ola de la pandemia y con este clima gélido, ven cómo se acrecienta su situación de extrema vulnerabilidad.
Afortunadamente, las plazas en hostales y la ampliación de las plazas en los albergues dispuestas por el Ayuntamiento y las distintas entidades que conforman la Red Cohabita de atención a personas sin hogar (Cáritas, Fundación Prolibertas, Adeat, Hogar Sí, Cruz Roja y el propio Consistorio) han disminuido significativamente la cifra de personas que pernoctan estos días al raso, pero sigue habiendo varias decenas de ellas a las que el voluntariado de la UES atiende en cada una de sus salidas.
Pero además de esa extrema vulnerabilidad que sufren quienes viven en la calle, hay muchas familias (una de cada dos atendidas por Cruz Roja, según su último estudio al respecto) que ha de elegir entre llevar una alimentación adecuada, o calentar sus hogares.
Una situación que, obviamente, se ha agravado con la llegada de la pandemia, y la crisis socioeconómica derivada de la crisis sanitaria. Por ello, Cruz Roja ha tenido que ampliar las acciones de respuesta a la pobreza energética, que van desde la atención a necesidades urgentes o las ayudas para el pago de recibos a la entrega de kits de eficiencia energética o la impartición de talleres de ahorro doméstico.
“Con el impacto de la COVID-19 hemos visto cómo las necesidades se han disparado y por ello el reto es ser capaces de incrementar nuestra respuesta”, destaca María Torralbo, técnica del departamento de Medio Ambiente de la institución humanitaria.
En Córdoba, esa respuesta se ha traducido, entre otras acciones, en el reparto por parte del voluntariado de Cruz Roja de kits de ahorro doméstico en más de medio millar de hogares, tanto en la capital (208 entregas) como en distintos puntos de la provincia, tales como Baena (35), Hinojosa del Duque (36), Lucena (29), Montilla (26), Palma del Río (35), Pozoblanco (34), Priegode Córdoba (32), Puente Genil (8), Rute (45) y Villanueva de Córdoba (40).
Además de la entrega de esos lotes –que incluyen bombillas de bajo consumo, burletes para ventanas y puertas, una regleta y un enchufe temporizador-, el personal de la organización ha llevado a cabo acciones de información telefónica y asesoramiento para la mejora energética de sus domicilios. Asimismo, en las últimas semanas ha repartido emisores térmicos en cerca de medio centenar de hogares de personas mayores.
Y, por otro lado, Cruz Roja ayudó a lo largo del pasado año a 67 familias cordobesas a hacer frente al pago de una o varias facturas de suministros básicos en las viviendas como la luz, el gas o el agua.
En concreto, y en el marco del proyecto de ‘Intervención con personas en situación de extrema vulnerabilidad’ –financiado por la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía-, Cruz Roja abonó desde enero hasta hoy 160 facturas en 113 pagos, 72 de ellos de luz y los 41 restantes de agua.