En pleno corazón de Andalucía, una cruzada cultural silenciosa pero firme está rescatando del olvido a uno de los grandes nombres de la poesía española del siglo XX: Juan Rejano. Esta es una de las intenciones del Ayuntamiento, esta tarde el concejal de Presidencia, Javier Villafranca, se ha centrado en la figura del escritor de Puente Genil en un acto con el actor y escritor Carlos Olalla , quien ha asumido la misión de devolver al poeta exiliado al lugar que merece, en una historia que entrelaza memoria, exilio, arte… y hasta rock and roll. Este ha sido el centro de una tertulia que ha tenido lugar en la Biblioteca Ricardo Molina.
Villafranca dijo que “ una de las obligaciones que corresponden a las administraciones públicas, desde luego a los ayuntamientos, es promover y llevar a cabo todas las actuaciones que sean necesarias para que las personas que vivimos en el presente, en el hoy día, conozcamos y entendamos perfectamente de dónde viene nuestra sociedad y por qué existe nuestro presente”. En este sentido, “venimos es a poner el foco sobre la persona, sobre la obra, sobre la trayectoria de Juan Rejaro, uno de los grandísimos poetas de Puente Genil de la generación de Agustín Rodríguez, de José Cabello y Cabello, aquellos que trabajaron en la imprenta de la Ideal con Don Baldo, con Baldomero Jiménez Luque, y que comenzó su poesía sobre la estela modernista de Manuel Reina y luego explosionó ya finalmente en México con una poesía riquísima”- apostilló.
Nacido en 1903 en Puente Genil y fallecido en el exilio mexicano en 1976, Rejano fue una voz destacada de la Generación del 27, aunque el paso del tiempo lo fue dejando en las sombras del canon literario. Para Carlos Olalla”, ese silencio es un agravio cultural”. Informó que descubrió a Juan Rejano “a los 18 años con su libro La mirada del hombre y me quedé fascinado. Me dolía. a horrores ver que casi nadie conocía su poesía. Me parecía un crimen.
Con su proyecto “Compromiso, Poesía y Olvido”, Olalla, se propone iluminar las tres facetas esenciales de Rejano: su firme compromiso político y social, la profundidad de su obra literaria, y el injusto anonimato que aún pesa sobre su nombre.
“Gran parte de la obra de Rejano se gestó en el exilio, tras la Guerra Civil. México fue su refugio y su nuevo hogar, donde tejió una poesía cargada de nostalgia, dignidad y esperanza. La huella que dejó entre sus compañeros del exilio es aún palpable”- apuntó.
“Un testimonio conmovedor lo ofrece Carmen Castellote, última poeta viva , quien pocos días antes de morir, me invitó a su casa para leerme, de viva voz, su último poema, ‘La Tarde’. Es su despedida del mundo: ‘Vine aquí sin nada, sin nada me voy, pero le he dado todo»- así lo narró Olalla.
Ese acto final encapsula la esencia de Rejano como «un hombre generoso que entendía la poesía como un acto de entrega».











































