24.1 C
Puente Genil
martes, mayo 14, 2024

No podemos vivir desde la venganza, sino desde la compasión y el perdón

1ª lectura: Eclesiástico 27,30-28,7.   Salmo: 102 El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.  2ª lectura: Romanos 14,7-9. Evangelio: Mateo 18,21-35.

Los seres humanos no estamos exentos de pasiones y egoísmos, por lo que desde el principio de nuestra historia, han venido surgiendo entre nosotros: el rencor, la ira, la venganza… ante lo que consideramos el daño que otros nos hacen. Eso nos lleva continuamente a confrontaciones, violencia, guerras… que nos impiden disfrutar algo más de nuestra vida en paz y en sosiego. Creemos ingenuamente que el mundo sería mucho mejor si todo estuviera regido por un orden según lo que cada cual consideramos estricta justicia para defender nuestros propios intereses y por el castigo a aquellos que según nuestro punto de vista actúan mal. La negación del perdón y el posicionamiento en contra del mismo, nos parece la reacción más normal ante lo que consideramos ofensas y olvidamos que a quien más puede beneficiar el perdón es al  ofendido que perdona porque lo libera del mal y le aumenta su dignidad de persona.

La ira, el furor, la venganza… proceden también de nuestra maldad y no resuelven los conflictos sino que los agravan. Ya las escrituras del Antiguo Testamento nos avisan de estas maneras erróneas de pensar y actuar entre nosotros; una realidad que, a pesar de los avances democráticos aparentemente realizados en algunas de nuestras sociedades, permanece aún latente en el corazón de muchos individuos humanos modernos y progresistas. Únicamente desde la desaparición real de cualquier tipo de venganza del corazón humano, desde el respeto mutuo y el diálogo, desde el reconocimiento de los errores, desde la compasión y el perdón, será posible construir una sociedad basada en relaciones internacionales y de pueblos como Dios manda (la independencia total no existe) en colaboración mutua, en justicia, en igualdad, en paz.

-

La garantía para alcanzar el perdón suplicado ha de ser el perdón que hemos concedido previamente a los demás; no podemos pretender que nos perdonen nuestras maldades y ofensas cuando ni las reconocemos, ni hemos sido compasivos y misericordiosos con los demás.

Partiendo de que todos cometemos errores hemos de hacernos la pregunta que le hace Pedro a Jesucristo ¿Hasta cuantas veces hemos de perdonar? Según la Palabra de Dios la respuesta es «siempre»; en toda circunstancia, sin condiciones, como hizo Jesucristo desde la cruz; algo que encaja muy mal en nuestra mentalidad humana; pero si queremos ser herederos de ese Reino de Dios que pregona Jesucristo, hemos de seguirle a él, sobre todo en esto, sin vivir y morir para nosotros mismos, sino para Jesucristo; Señor de vivos y muertos. Dios perdona siempre gratuitamente y a todos, como vemos que hace Cristo; nosotros, al menos debemos intentar hacer lo mismo con los demás, pues el perdón, la remisión del mal, ha de ser gratuito, y universal si queremos crear un mundo nuevo y una humanidad nueva, pacífica, justa y más feliz.               

7,034FansMe gusta
2,215SeguidoresSeguir

Últimas Noticias

error: El contenido está protegido