Jesucristo llena de misericordia toda la tierra.
Salmo: 32 Que tu misericordia, Seรฑor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
2ยช lectura: Hebreos 4,14-16.
Evangelio: Marcos 10,35-45.
A lo largo de toda nuestra historia siempre ha estado presente el sufrimiento humano, unas veces provocado por nuestra fragilidad ante las normas y las leyes que rigen la naturaleza, otras, las mรกs, por nuestro comportamiento y los desastrosos acontecimientos que los propios seres humanos ponemos en marcha debido a nuestros odios y egoรญsmos y que, como podemos comprobar, continรบan dรกndose en la actualidad. Nunca han estado mรกs vigentes, ni tienen mรกs relevancia que ahora, estas palabras de Jesรบs Nazareno a los suyos: ยซSabรฉis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimenโฆ No serรก asรญ entre vosotros; el que quiera ser grande entre vosotros que sea vuestro servidor. Nuestro gran error es pensar que sรณlo desde el poder, desde los primeros puestos como mandatarios y desde la riqueza vamos a vivir mรกs felices y nos vamos a librar de experimentar en nosotros y en nuestras familias el sufrimiento, el dolor y la muerte.
Jesucristo viene como Hijo de Dios y Mesรญas Redentor a revelarnos, desde su entrega y amor, a ese Dios Padre creador y dador de vida, que desea como nosotros nuestro bien; que no puede quedar impasible ante los dolores y los sufrimientos humanos. Viene a advertirnos, desde el bien que anhela todo ser humano, que es necesario que tambiรฉn nosotros, ante cualquier mal que provoque sufrimiento, actuemos comunitariamente, desde el amor y la misericordia de Dios para el bien de todos sin excepciones, reconociendo que ese Dios, รบnico bien, estรก en todas partes, pero sobre todo cercano al ser humano y sus miserias. Un Dios a quien no le importan los sacrificios rituales de las antiguas religiones y sacerdotes; sino el Espรญritu de bondad y sacrificio, que por los demรกs porta cada ser humano y que es lo que nos hace imagen y semejanza suya.
El cristianismo tiene una moral propia, la รบnica que conduce a la verdadera vida. No se puede vivir bien, felices y en paz desde el egoรญsmo y el individualismo, desde la independencia que levanta murallas y diferencias, desde la pugna y la confrontaciรณn por alcanzar el poder y dominar a los demรกs sojuzgรกndolos, desde la riqueza y las ideologรญas que sรณlo buscan el bien particular o partidista y no el de todosโฆ Nuestra moral debe de ser la del verdadero amor que nos pide la entrega de la vida haciendo todo el bien que se pueda a todo el gรฉnero humano, viendo en los demรกs el mismo rostro de Jesucristo; un Dios sufriente que se entrega por la humanidad.
Hemos de entender la vida como un itinerario de entrega y sacrificios hacia realidades nuevas y superiores de mejora que den pleno sentido y dignidad a la vida del ser humano; como una oferta atrayente y necesaria en medio de un mundo que cada vez sufre mรกs la tentaciรณn de cerrarse a sรญ mismo y auto destruirse con guerras nucleares. Jesรบs Nazareno es quien nos abre el camino y nos marca la direcciรณn correcta y las actuaciones que conducen a esa nueva vida y a nuestra salvaciรณn.