En pleno corazón del sur cordobés, entre viñas centenarias y olivares que guardan historias al abrigo del tiempo, la Villa Romana de Fuente Álamo vuelve a cobrar vida. Situada a las afueras de Puente Genil, este enclave arqueológico, conocido por la belleza única de sus mosaicos y por la elegancia de su arquitectura rural, no es solo un vestigio del pasado, es una llamada al presente, un recurso que late con fuerza en la cultura y la identidad local. Hoy, Fuente Álamo se suma con más fuerza y paso firme a la Red de Cooperación Asociación Villas Romanas de Hispania, una alianza nacional que conecta algunos de los yacimientos más representativos del mundo romano rural. No se trata solo de unir puntos en el mapa, sino de tejer una historia compartida, una estrategia colectiva que pone a las villas romanas en el centro de la conversación cultural, educativa y turística del siglo XXI.
Y en ese mapa común, Puente Genil tiene mucho que decir. Por eso se presenta aquí el Proyecto de Sensibilización y Captación Empresarial, enmarcado dentro del Programa Experiencias Turismo España y respaldado por fondos europeos. ¿Su objetivo? Implicar a quienes viven y trabajan en torno a la villa: empresas turísticas, colectivos vecinales, centros educativos, instituciones. Todos ellos son piezas clave en esta nueva etapa, en la que el patrimonio no se mira desde la distancia, sino que se vive, se cuida y se comparte.
Este proyecto pone en marcha una serie de presentaciones participativas online, pensadas para explicar el programa y abrir vías de colaboración reales y accesibles, como la adhesión como Amigos de VRH o Colaboradores profesionales. Además, se llevarán a cabo entrevistas presenciales y virtuales con agentes del territorio para escuchar inquietudes, recoger ideas y construir juntos una red sólida de personas comprometidas con su patrimonio.
Porque la verdad es que Fuente Álamo no necesita reinventarse, solo necesita ser redescubierta. Basta con mirar sus mosaicos de cerca para entender que aquí hubo belleza, poder, cotidianeidad… y que todo eso sigue teniendo algo que contarnos. Este proyecto no solo pretende protegerlo, sino también conectarlo con quienes pueden hacerlo crecer: la gente del lugar, las empresas que creen en su potencial y las instituciones que apuestan por un modelo cultural que deja huella.
Con esta iniciativa, Puente Genil no solo cuida su pasado: invierte en un futuro donde el turismo cultural se construye desde dentro, con raíces, con participación y con emoción. Porque Roma no es un recuerdo polvoriento, es un espejo donde aún podemos mirarnos y reconocernos.