El Partido Popular de Puente Genil organiza, un año más el acto homenaje por la Memoria de Miguel Angel Blanco Garrido en la plaza de España junto a la parroquia de San José.
Han asistido el Presidente del PP en la localidad, Sergio Velasco; el Presidente del Partido Popular de Córdoba y parlamentario andaluz, Adolfo Molina, y al diputado en el Congreso,
Andrés Lorite. Así como representantes de NNGG de Córdoba.
Velasco recordó que 2017 » teníamos la convicción de asumir este compromiso de memoria y recuerdo hacia los héroes de la libertad, rememorando unos hechos que cambiaron muchas cosas en España».
Lo celebran hoy día en que falleció Miguel Ángel Blanco, un 13 de julio de 1997. Éste fue el
lugar donde los pontanenses celebraron aquellos días las concentraciones en defensa de la vida de Miguel Ángel, con un gran lazo azul prendido de la torre del templo. Velasco se preguntó » ¿Por qué secuestraron y asesinaron a Miguel Ángel Blanco? ¿Quién era? ¿Cómo reaccionó la sociedad ante los hechos que acontecieron? ¿Fue el principio del fin de ETA? ¿Saben los chavales que están en los colegios o los jóvenes que estudian bachillerato todo lo que pasó?».
Durante el acto se desveló o apuntar algunas de las claves. Tomaron la palabrael diputado Andrés Lorite; Manolo Velasco, en representación de NNGG, hará la
lectura del Manifiesto de la Fundación Miguel Ángel Blanco.
Y finalizaron con una lectura compartida del relato de las últimas 72 horas, en la que como siempre trataremos que participe el mayor número de personas. Un texto emotivo y escalofriante que queremos traer un año más como la mejor expresión del recuerdo de aquellos días.
Y finalizó el acto con un minuto de silencio y unas palabras del presidente provincial, Adolfo Molina, cerrará el acto.
RELATO DE LOS HECHOS EN 1997
El 7 de julio de 1997, la Guardia Civil liberó al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, tras más de 500 días encerrado en un zulo bajo tierra, un calvario que solo se podría denominar como una muerte en vida. La Guardia Civil tenía un pleno conocimiento y una total convicción del lugar donde se encontraba el secuestrado. Pero la madrugada en la que se procedió a la operación de liberación no lo tuvieron nada fácil. El operativo comenzó con varias horas de retraso porque uno de los secuestradores estaba de copas, y no podían comenzar hasta tener la completa seguridad de que todos los secuestradores estaban en sus casas. Tras muchas horas de búsqueda en la nave donde tuvo lugar el registro llevaron a uno de los secuestradores al lugar de los hechos, concretamente a Bolinaga, un ser tan vil que en ningún momento quiso desvelar dónde estaba el zulo.
Cuando la impaciencia y el nerviosismo comenzaba a causar mella, una de los guardias observó algo llamativo bajo una pesada máquina. Con mucha dificultad consiguieron desplazar la pesada carga y encontraron el hueco de acceso a ese zulo que representa lo más despreciable del ser humano. El malogrado periodista Antonio Herrero lo describió días después en su conocido programa radiofónico en la COPE. Un relato estremecedor, donde explicaba como una persona había sido encerrada más de 532 días en un lugar sin luz natural, en un espacio de 2×2 metros donde ni siquiera podía erguirse por completo. Con un camastro infame y una palangana donde hacía sus necesidades. El secuestro de Ortega Lara fue diferente a todos los anteriores, porque hasta entonces la motivación era la extorsión económica a las familias para obtener dinero. El secuestro de Ortega Lara fue un intento de extorsión al Estado de Derecho, exigiendo el acercamiento de todos los presos a las cárceles del País Vasco.
ETA utilizó a Miguel Ángel Blanco como venganza por la liberación de Ortega Lara, tan solo unos días después. También resulta escalofriante escuchar a Jaime Mayor Oreja, Ministro del Interior, hablar sobre el transcurso de las horas, desde que se informa del secuestro hasta la muerta de Miguel Ángel. Cuenta el Ministro que un Estado de Derecho no se puede plegar jamás frente al terror. Algo que jamás dudaron. Él sabía que, salvo un milagro, Miguel Ángel era reo de muerte. También habla de que desde el Gobierno hicieron lo que debían hacer en todo momento, con la conciencia muy tranquila.
Miguel Ángel era un concejal más del PP en el Ayuntamiento de Ermua desde 1995, pueblo que amaba. Un hombre muy joven, 29 años, economista de profesión, que defendía con valentía sus ideales, en un municipio tranquilo. Muy aficionado a la música que tocaba la batería en un grupo de POP. Dicen que le impresionó mucho el asesinato de Gregorio Ordóñez, al que conoció en un acto de partido celebrado poco antes de su asesinato. Al parecer quedó profundamente impactado por aquella tragedia. Pero Miguel Ángel nunca temió por su vida.
El secuestro y posterior asesinato de Miguel Ángel Blanco marcó un antes y un después en nuestra sociedad. La gente llenó las calles de España mostrando un clamor unánime y una firmeza contra los terroristas nunca antes vista. Los partidos constitucionalistas se unieron en el dolor y la tragedia para decirle a ETA que no podrían con ellos y que, como Miguel
Ángel, estaban dispuestos a entregar su vida por defender la libertad.
El joven popular simbolizaba la España decente que no se arrodillaba frente a los cobardes del tiro en la nuca. Sin ceder en los momentos más críticos, las buenas personas como Miguel Ángel demostraron que el bien, si no claudica, siempre vence al mal. Guió a los españoles y se convirtió en un ejemplo a seguir para las futuras generaciones. Al menos, eso es lo que
debería haber ocurrido.
El 12 de julio de 1997 fue la última vez que la sociedad española apartó sus diferencias para defender los valores que todo país civilizado debe salvaguardar: la libertad, la tolerancia, el respeto al distinto, la valentía y el honor. Valores que por desgracia el ciudadano ha olvidado y que ya no parecen importar a nadie. Cuesta creer que hoy los aliados políticos de los
terroristas gobiernen España y muchos quieran olvidar a los últimos héroes que ha tenido nuestro país entregando su vida por nosotros.
