El domingo día 19 se ha reabierto al culto el Santuario de la Concepción que ha permanecido cerrado debido a la restauración de la Mesa de Altar que está realizada en mármoles de colores y se encuentra adosada el Retablo Mayor de la Iglesia. Está atribuida al marmolista lucentino Antonio del Pino Ascanio, pues son varias las facturas que la Cofradía de la Patrona conserva de este autor en la construcción del Templo en la segunda mitad del Siglo XVIII.Está realizada con taracea e incrustaciones de mármol rosado y blanco sobre una base de mármol negro. Mide 235 x 105 cm. Es una obra que presenta una estructura propiamente barroca, en forma de bombo que combina partes cóncavas y convexas. Con motivos marianos y eucarísticos, de los cuales se conservaban dosmu y deteriorados, la Pozo de Santidad y la Granada, símbolo de la Eucaristía.
Se encontraba deteriorada con piezas mutiladas y desaparecidas.Los trabajos a realizar sobre la mesa de altar han ido destinados a devolverle ala obra su aspecto original, para ello se han realizado operaciones de consolidación,limpieza y reintegración de los elementos perdidos. En cuanto a los medallones que faltaban, se han realizado con motivos propiosde la iconografía de la Virgen y eucarísticos, siendo el central, de mayor tamaño el quealberga el Cáliz, los otros representan, la media luna, las estrella, el sol y la paloma, elave maría, la flor de santidad.
Para ello, se pidió un informe al Licenciado en Bellas Artes José Manuel Cosano que adjuntó unas ideas generales de cómo podrían ser los elementos que faltaban. La Cofradía de Ntra. Sra. de la Purísima Concepción pidió un proyecto de reposición de las piezas al afamado marmolista de Puente Genil, Rafael Santaella Cabello, el cual reúne las cualidades necesarias para llevar a cabo esta intervención artesanal, como así ha demostrado siguiendo las técnicas tradicionales. Con el visto bueno del párroco D. José Manuel Gordillo, el anterior Cofrade Mayor, Francisco José Jiménez procedió a solicitar al obispado los permisos oportunos. Para su inauguración el párroco celebró la Misa con el rito “Ad orientem”, es decir de cara al retablo, un rito que no está prohibido en la liturgia. El Papa Francisco lo suele celebrar en la Capilla Sixtina o en aquellos templos donde la mesa del retablo es digna por su belleza o valor artístico. Tras la eucaristía, Juan Fernando García Arroyo procedió a hacer la presentación del acto, una conferencia llevada a cabo por Jesús María Ruiz, licenciado en Historia del Arte y doctor por la Universidad de Córdoba, el cual hizo una reseña histórica de todo el entorno artístico del Retablo Mayor y Santuario.