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sábado, septiembre 14, 2024

Un estudio de la UCO, con la participación del investigador pontanés Antonio Romero, descubre una ruta molecular implicada en el control de la reproducción

Un estudio liderado por la Universidad de Córdoba (UCO) y el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic) aporta la primera evidencia de una interacción directa entre las kisspeptinas, unas proteínas cruciales para el desarrollo sexual, y unas células no neuronales del sistema nervioso denominadas astrocitos, lo que abre un nuevo horizonte en la comprensión de la regulación del sistema reproductivo.

Según ha informado la Universidad de Córdoba (UCO), la reproducción sexual está salvaguardada por una sofisticada red de sistemas regulatorios que actúan de manera coordinada. Dentro de todo este entramado, una de las moléculas más importantes son las kisspeptinas, unas proteínas producidas en su mayor parte en el hipotálamo y que juegan una función crucial en la regulación del sistema reproductivo. La investigación ha conseguido describir por primera vez una nueva ruta molecular implicada en el control de la reproducción y que, precisamente, involucra a estas proteínas.

Los resultados del trabajo, en el que figura como primera autora la investigadora Encarnación Torres, y en el que también participa el investigador pontanés Antonio Romero, han constatado que estas moléculas llamadas kisspeptinas modulan la actividad de los astrocitos, un tipo de células no neuronales pero que, sin embargo, asumen funciones clave en el sistema nervioso central. Hasta la fecha se pensaba que todas las interacciones de estas kisspeptinas se producían con neuronas. Esta es, sin embargo, la primera evidencia de que estas proteínas actúan también sobre otros elementos celulares del cerebro.

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El estudio, realizado principalmente en modelos preclínicos de ratones y en el que han participado otras instituciones como el Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) en España y las Universidades de Cambridge (Reino Unido) y Lille (Francia), ha conseguido también aportar datos nuevos y reveladores sobre la utilidad de esta nueva ruta molecular. Tal y como indica Manuel Tena-Sempere, codirector del trabajo junto al investigador pontanés Antonio Romero, los resultados sugieren que esta interacción actúa como una especie de ruta paralela que contribuye a autorregular los circuitos cerebrales reproductivos.

Desde hace ya varias décadas, se conoce que las kisspeptinas estimulan una serie de neuronas cerebrales, conocidas como GnRH, que controlan el eje reproductor. Según lo descubierto en este nuevo trabajo, las kisspeptinas interactúan también con los astrocitos precisamente para evitar una sobreactivación de estas neuronas presentes en el cerebro, evitando así una estimulación excesiva que podría generar fallos en el sistema reproductivo. Se trata, en definitiva, de un mecanismo de control que permite mantener el equilibrio. «Como suele suceder en los circuitos fisiológicos, más, no siempre es mejor, y una sobreexpresión puede producir el efecto contrario al que se persigue», subraya Tena.

El equipo de Tena-Sempere lleva años asomándose al hipotálamo para profundizar en cómo esta región del cerebro controla la obesidad y la pubertad y, sobre todo, cómo estos dos factores interrelacionan entre sí. En este sentido, los resultados del trabajo también han evidenciado cómo ciertas alteraciones reproductivas asociadas a la obesidad están también moduladas por la acción de las kisspeptinas sobre los astrocitos, algo que ha podido comprobarse analizando los cambios en las respuestas reproductivas de roedores sometidos a una dieta rica en grasas.

El trabajo supone de esta forma un avance en la comprensión de la compleja regulación del sistema reproductivo, y si bien se encuadra en la denominada ciencia básica traslacional, tiene por objeto comprender mejor cómo interaccionan el estado metabólico y el reproductivo. Disponiendo de un mayor conocimiento sobre ello, podría ser posible en un futuro no muy lejano desarrollar estrategias alternativas a las convencionales para diagnosticar alteraciones del sistema reproductivo y desarrollar nuevos tratamientos farmacológicos. El estudio se titula “Kisspeptin signaling in astrocytes modulates the reproductive axis”. Y se ha publicado en la revista académica The Journal of Clinical Investigation.

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