En la plaza de la Mananta de Puente Genil se está levantando el volumen de la desaparecida Ermita de Santa Catalina. Se trata de recuperar mediante una estructura metálica las dimensiones del templo que se perdió a finales de la década de los sesenta del siglo pasado y de la que existe escasa documentación.
Se trata de una actuación que ya se ha iniciado promovida por el Ayuntamiento,con la financiación de la Diputación de Córdoba, supone una inversión de 17.000 euros más IVA.
La iniciativa es del arquitecto, Francisco Gómez de Tejada, quien esta mañana presentaba los planos en el salón de plenos junto a la concejala de Urbanismo y Medio Ambiente, Verónica Morillo. La ejecución de la obra corre a cargo de la empresa,Esmonsur.
Entre los hallazgos,se encuentra el de la imagen de la Virgen de los Reyes, que se ha localizado en Córdoba y que presidía el altar. Una réplica de esta se ubicará en la fachada y se expondrá al culto en una iglesia del municipal, aún por determinar. En estos momentos, el retorno de la imagen está en trámites con el Obispado a través de Don Juan Ropero.
También está localizada la campana, de mediados del siglo XVI , que se ha localizado en la iglesia del Palomar y que se ubicará en su lugar,en la réplica de una de las dos fachadas que lució esta ermita.Está previsto que las obras ,que ya han comenzado, no se prolonguen más de un mes. La idea general- apostillo Gómez- es que “vuelva al histórico barrio de las Cantarerías la presencia de su elemento más importante a lo largo de los siglos”. Cuya desaparición se ha entendido como “un error cometido con nuestra historia, con nuestro patrimonio y con nuestros descendientes”.
La desaparecida ermita de Santa Catalina era uno de los edificios más antiguos de Puente Genil, aunque no se han hallado documentos escritos que fijen el año exacto de su construcción. En el libro «Apuntes Históricos de la Villa de Puente Genil» de Pérez de Siles y Aguilar y Cano se hace referencia a ella como una de las más antiguas de la localidad, y se sabe que sus muros acogieron a los enfermos afectados por la epidemia de cólera en el año 1650.
El historiador local Javier Villafranca explica en su blog «Pontanos Ilustres» que la ermita de Santa Catalina fue «una construcción sencilla, de pequeñas proporciones, conformada por una sola nave rectangular y una capilla mayor cuadrada separadas entre ellas por un arco de medio punto; un modelo –posiblemente– similar a la ermita del Dulce Nombre, de tipo mudéjar».