Enmanuel (Dios con nosotros) se cumple con el nacimiento de Jesús (Dios salva) 1ª lectura: Isaías 7,10-14. Salmo: 23 Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria.
2ª lectura: Romanos 1,1-7. Evangelio: Mateo 1,18-24.
La Navidad está tan manipulada y desfigurada que es difícil para mucha gente comprender el gran misterio que encierra. ¿Cómo puede celebrar, el misterio de un Dios que se encarna en la humanidad para salvarnos, una sociedad que vive de espaldas a ese Dios y que destruye de tantas maneras la dignidad del ser humano y la vida que ese Dios ha proyectado para nosotros? ¿Qué podemos celebrar en estas fiestas tan intervenidas por intereses económicos, consumistas, hedonistas… ante nuestra mediocridad y desinterés por los problemas reales de los demás y por la vida futura? A muchas personas les da igual creer o no en Dios, por eso escuchan indiferentes que Dios se ha encarnado, ha nacido y ha entregado su vida por ellos para salvarlos, pues creen no necesitarlo encerrados en un mundo y en una historia en la que sólo se reflejan nuestras propias contradicciones y miserias y nuestro final apocalíptico. Sin embargo para encontrarnos con ese Dios sólo basta acercarnos silenciosamente a los demás a sus necesidades y problemas, ahondando en nuestros interrogantes existenciales y anhelos más profundos, acogiendo la vida que Dios nos ofrece, para saborearla y disfrutarla desde el amor y desde la misericordia, entregándola en beneficio del bien, nuestro y de los demás. La felicidad, la salvación verdadera, la protección de la vida, no nos van a llegar a través de ningún mandatario poderoso, ni de ninguna victoria de unos sobre los otros, mediante la violencia, las guerras… La humanidad necesita ser salvada de todo ese mal que hemos venido acarreando desde el inicio de nuestra existencia: las opresiones, las injusticias, el egoísmo, la confrontación… Necesitamos ser perdonados y reorientados hacia una vida más digna para todos. Esta es la salvación que ya anhelaban en el Antiguo testamento los profetas, que revelaban la venida de un Mesías; Enmanuel; Dios con nosotros, y que se nos ofrece por medio del nacimiento de Jesucristo, sus palabras y obras, su entrega y sacrificio, su resurrección y el don de su Espíritu en Pentecostés. Este es el gran mensaje de la Navidad; que Dios se acerca a nosotros, al lugar donde estamos y donde vivimos, porque ese Dios inaccesible y omnipotente, se hace humano en el niño Jesús que nace en Belén y en esa cercanía misteriosa nos envuelve desde su Espíritu defensor del bien y de la vida para que cada uno de nosotros rectifiquemos, abandonando todo tipo de acción que atente contra la vida y la dignidad del otro, cada cual desde sus responsabilidades, siendo capaces de ayudarnos los unos a los otros en esa interdependencia inevitable y necesaria para la propia coexistencia aquí, y para la vida futura. Necesitamos al Enmanuel; Dios con nosotros de los profetas, que Desde Jesús; Dios nos salva, nos sigue acompañando y bendiciendo. Hoy, como siempre y quizás más que nunca, es necesario que, en estos días de celebraciones y fiestas, sepamos acoger su Espíritu y su proyecto de liberación del mal para toda la humanidad.
Feliz Navidad.